¿De dónde viene esa sensación de insatisfacción que se siente incluso en el bienestar? ¿Por qué buscamos una satisfacción que va mucho más allá de nuestras necesidades?

¿Cómo es que somos capaces de abstraer conceptos que van más allá de las realidades percibidas? ¿Qué otra fuerza nos sostiene además de nuestras energías físicas? ¿Cómo identificarla? ¿Puede esta energía enfermarse y luego curarse?

La uniformidad del «pensamiento común» que alimenta hoy las disciplinas humanísticas y científicas ha dejado de lado la dimensión espiritual del ser humano con la consiguiente caída de la vida y de los valores, y la degradación moral que todo lo contamina.

La Fundación IRIS-3 quiere llenar este vacío presente en la cultura y la vida, explorando en todas direcciones la realidad espiritual que constituye al ser humano, entendido como alma espiritual creada, fundamento de la vida humana.

La Fundación IRIS-3, por tanto, tiene como objetivo profundizar, desarrollar y difundir la investigación teórica y experimental sobre la realidad espiritual que constituye al ser humano, para ofrecer nuevos puntos de referencia al hombre de hoy y afrontar los retos de la sociedad del mañana.

PRESENTACIÓN

La realidad de la existencia del alma creada, como realidad presente en cada ser humano, establece su mayor dignidad y belleza, y su derecho a la libertad, en particular a la libertad religiosa y a la libertad de conciencia.

Esta realidad humana del alma espiritual o espíritu (pneuma),

• se revela en el hombre en su necesidad de trascendencia – yendo más allá de la inmanencia de su condición –, en la búsqueda del Absoluto y en el diálogo con Dios, así como en la necesidad de verdad y de felicidad;
• se expresa en la libre creatividad de la voluntad, en la capacidad superior del pensamiento humano y del auténtico amor humano, hasta el punto de buscar en la conciencia el sentido del vivir y de la procreación humana, la autenticidad de los valores y la conciencia de los límites, y al mismo tiempo la responsabilidad sobre los derechos y los deberes;
• se manifiesta en la expresión del arte, la música y la cultura, y en la capacidad humana de relacionalidad tanto basada en valores más allá de lo funcional, en la inteligencia de la investigación científica y sus útiles aplicaciones tecnológicas, así como en el deseo de desarrollo e innovación, en el uso de los recursos con respeto a la creación, y en el avance del bien de la vida y de toda la humanidad.

Dada la extraordinaria importancia de esta realidad espiritual presente en el ser humano, que es como el motor y la energía misteriosa de su vida, se ha hecho deseable y necesaria la creación de este Instituto de Investigación Científica que investiga su existencia y su demostrabilidad científica, superando, a través de los nuevos conocimientos nacidos de el desarrollo de las diversas Disciplinas, los múltiples obstáculos y peligros de una deriva materialista y tecnológica de la realidad humana. Este es el objetivo principal de la Fundación del Instituto Internacional de Investigación sobre el Alma Humana, llamada IRIS-3. El número 3 indica el alma humana, creada por Dios Uno y Trino a su «imagen y semejanza» – y por tanto inmortal –, para convertirse en la «gloria» de Dios y bienaventuranza eterna, como se revela en el Antiguo y Nuevo Testamento de la Biblia.

OBJETIVO DE LA INVESTIGACIÓN

¿Es la realidad del espíritu en el hombre una creencia cultural lejana o una realidad verdadera y buena? ¿Parece encubierto y olvidado quizás por motivos de interés económico y político?

La realidad del espíritu en el hombre, como alma espiritual creada por Dios a Su imagen (Cfr. Génesis 1,27; 2,7. Eclesiastés 3,11), constituye al ser humano como tal. Dos breves referencias pueden resultar útiles para enmarcar nuestra investigación.

En otras palabras, el ser humano sin el espíritu ya no sería verdaderamente el mismo. ¿Qué evidencia científica tenemos de este hecho tan importante?

Si el hombre se pierde a sí mismo, ¿qué mundo pretendería construir? ¿Qué progreso material y económico podría salvar al hombre y su existencia «humana»?

¿Tenemos la esperanza de poder recuperar científicamente la realidad del espíritu en la vida humana? ¿Pueden las ciencias humanas ayudar a reconstruir «la realidad de la dimensión espiritual» en nuestra humanidad? Este es el objetivo del Instituto de Investigación IRIS-3.

LO QUÉ NOS GUÍA

Nuestro objetivo es, por tanto, investigar la realidad del espíritu en el ser humano, su alma espiritual, y demostrar científicamente su existencia». Por qué? ¡Para salvar nuestra humanidad superando las tendencias materialistas, economicistas, ateas, así como espiritualistas y espiritistas, que desfiguran la esencia del alma y la manipulan para otros fines degenerativos! La BELLEZA de la humanidad y del Universo está confiada al espíritu del hombre y a su responsabilidad, a su alma espiritual, don de Dios creador.

La belleza del Universo

Desde el conocimiento del microcosmos hasta el de las estrellas y las innumerables galaxias, todo en el universo vive y se mueve con inmensa energía y con un orden y sabiduría extraordinarios, de modo que se puede estudiar y comprender en sus leyes que poco a poco la mente humana descubre con creciente asombro.

Una inmensa armonía y belleza que sólo podemos admirar y respetar, alabando a QUIEN la quiso tal como es. Ella nos habla.

La belleza del HUMANO

En la persona humana hay capacidades que la califican, y que son la inteligencia, la bondad, la libertad, el amor a la verdad, el amor como capacidad de entrega, búsqueda de sentido, deseo de armonizar en la unidad. Todas estas siete virtudes humanas son expresión del espíritu, imagen de Dios, que está en el ser humano y lo constituyen, y, juntas, expresan su belleza. Cualquier pretensión de «construir un ser humano diferente», como en el transhumanismo, sólo puede ser una locura, realizar un ser inferior.

En el amor humano, que es la realidad más profunda y atractiva de la persona, ¿cómo explicar, sin la presencia del espíritu, la capacidad de superar las fuerzas de supervivencia, inherentes a la naturaleza, para dar la vida? ¿Qué energía profunda tiene un ser humano que pueda superar las energías biológicas y sexuales necesarias para sobrevivir? ¿Qué hay «más allá» de la vida biológica? ¿Adónde va el amor humano?